domingo, 14 de octubre de 2007

Para Orar desde la Vida

En presencia de Dios, haciendo silencio en tu vida, dispónte a escuchar su Palabra, Acógela en medio de la vida de esta semana, rodeada de los rostros de los miembros de tu equipo, de los de los compañeros y compañeras de trabajo, de los vecinos del barrio. Escucha esta palabra sembrado en sus vidas:


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 17, 11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

-- Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.

Al verlos, les dijo: -- Id a presentaros a los sacerdotes.

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo:

-- ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?

Y le dijo: -- Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Palabra del Señor.

¿Y la tuya? ¿Tu fe es de la que salva?

Espera antes de contestar, no lo tengas tan claro, porque solo salva, si seguimos el texto, aquella fe que es capaz de convertirse en acción de gracias. Creer es agradecer. Es reconocer en nuestra vida la presencia y la acción salvadora de Dios, y desde el agradecimiento por sentirme agraciado –lleno de la gracia- replantear mi vida y mi camino. En el fondo esa es la experiencia original de la fe. Me quiere; Dios me quiere, y es su amor –su compasión- la que me cura de mí mismo y me pone de nuevo en camino, y me abre la posibilidad de vida, y me hace vivir en continua acción de gracias. ¡Cuánto recibo de Dios! ¡Cuánto tengo que agradecer cada día! Solo vivir en esa conciencia nos hace capaces de agradecimiento. Si no, creeremos que tenemos derecho a todo, por encima incluso de los otros.

Solo el agradecimiento de la fe nos hace capaces de reconocer que lo que recibimos gratis, del mismo modo hemos de darlo a otros. Solo quien vive la experiencia del samaritano, será capaz de tener la misma compasión de Dios y abrir caminos a la vida agradecida en los otros. Nuestro mundo, nuestros compañeros de trabajo, el mundo obrero, necesita hombres y mujeres agradecidos, capaces de compadecerse.


GRACIAS, SEÑOR

Por devolvernos la salud

Por llevarnos a Ti

Por conducirnos hasta Dios

Por traernos la fuerza del Espíritu

GRACIAS, SEÑOR

Por la fe de nuestros padres

Por la Eucaristía que es Acción de Gracias

Por los caminos sembrados de tus huellas

Por este día cargado de tu Palabra

GRACIAS, SEÑOR

Por abrir nuestros ojos a la verdad

Por dirigir nuestros oídos a tu Palabra

Por movilizar nuestras manos y nuestros pies

Por acogernos a pesar de nuestras limitaciones

GRACIAS, SEÑOR

Por la Iglesia que es nuestra Madre

Por la oración que es el teléfono con el que nos comunicamos contigo

Por tu pan y tu vino que es tu Cuerpo y tu Sangre

Por este encuentro que nos da vida cada domingo

GRACIAS, SEÑOR

3 comentarios:

Nando el peregrino dijo...

Uno se queda siempre con la incógnita de si esto vale, de si nos ayuda, de si llega de verdad a ser un instrumento útil en nuestras vidas, porque como no perdemos ni un momento en comentarlo, en decirlo, en compartirlo...
Quizá en eso somos hijos individualistas de nuestro tiempo. Pero quizá podíamos hacer de este espacio un lugar de oración compartida solo dejando una frase, una breve oración, un hecho de vida, algo que realmente nos ayude a ver y hacer visible que caminamos mano con mano. ¿O no?

Anónimo dijo...

La HOAC como instrumento de evangelización en el mundo obrero. Sin embargo apenas vi a dos militantes en la manifestación de los mineros de Boliden el día 16 de Octubre. La solidaridad afectiva y efectiva.

Anónimo dijo...

Todos, por favor, a la manifestación contra la pobreza el próximo 21 de octubre, domingo, a las 12.00 h en la Plaza Nueva. Un abrazo en cristo obrero