sábado, 29 de septiembre de 2007

Para Orar desde la Vida

Domingo 26º Tiempo Ordinario

1º. Prepara la oración:

  • Pasa unos minutos serenándote
  • Hazte consciente e la presencia amorosa de Dios. Él está contigo.
  • No vives solo en la oración: estas en nombre de muchos hermanos (tu equipo, la asamblea de la Hoac, tu familia, compañeros de trabajo...) Siéntete unidos a ellos.

2. Lectura de la Palabra:

  • Lee despacio el Evangelio
  • Dios nos habla por medio de la Palabra. La debemos escuchar con el corazón abierto.
  • No hay prisa. Se trata de gustar de la Palabra para conocer al Señor que nos habla por medio de ella.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 16,19-31

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.

Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.

Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.

Pero Abrahán le contestó: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.

Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.

El rico insistió: Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.

Abrahán le dice: Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.

El rico contestó: No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.

Abrahán le dijo: Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.

Palabra del Señor.

3. Comprender la Palabra

  • Hazte estas preguntas: ¿Qué dice la Palabra? ¿Qué me dice a mí el texto en mi situación? ¿Quién me lo dice? ¿Cómo me lo dice? ¿Para qué me lo dice?

4. Dialoga con el Señor

  • La lectura de la Palabra me acerca a Jesús para hablar con él. La Palabra ilumina mi realidad personal, la de mi equipo, la de la sociedad. Comenta con Jesús tus inquietudes, la de los que más sufren...

5. La lectura de la Palabra me lleva a comprometerme con los hermanos. Acción de gracias

* Disponibilidad para el cambio, para el compromiso

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