viernes, 10 de agosto de 2007

Para Orar desde la Vida




Entrada a la oración:
Prepárate a escuchar y acoger en tu vida obrera la Palabra de Dios. Guarda silencio y, a pesar de estar en verano, no te olvide tus compañeros y compañeras de trabajo, no olvides las alegrías y sufrimientos de tu familia, de tus vecinos y del mundo obrero en general…El Señor te habla desde esa y para esa vida. Cuando lo creas, dirígete al Señor con estas u otras palabras:

Señor Jesús, acércate a mí, hazme experimentar el amor grande del Padre y dame la fuerza de tu Espíritu. Tú que me has brindado la esperanza de los hijos de Dios, hazme fiel a la esperanza de los pobres y oprimidos, porque a ti te concierne llevarlas a su cumplimiento. En la noche de los débiles, hazme fuerte para permanecer con ellos y entre ellos. Como a los discípulos de Emaús explícame las Escrituras, de manera que mis débiles manos mantenga el tesoro de la esperanza en tuReino. Amén.



Lectura de la Palabra de Dios
No temas pequeño rebaño: porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino… Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos… Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del hombre… Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes…Al que mucho se le dio mucho se le exigirá; al que mucho se le confió más se le exigirá”. Lucas 12,32-48



Comentario
Jesús invita a no perder ninguna oportunidad de hacer avanzar la esperanza, la justicia, la solidaridad y las pequeñas experiencias de solidaridad y comunitariedad, a organizar nuestra vida familiar, vecinal y obrera desde el Dios del Reino y para los demás, lo contrario significaría dejamos arrebatar lo que verdaderamente tiene valor. Hemos de estar contentos, Él nos ha dado mucho y nos capacita para dar mucho en la construcción de una nueva sociedad.
En verano, sobre si estamos de vacaciones, escuchar un mensaje sobre la vigilancia puede parecer que viene a chafarnos el descanso. Pero, de eso, nada de nada. Todo lo contrario: el Señor quiere alertarnos contra la insensatez de confundir el descanso con la despreocupación y el disfrute insolidario, como una madre que previene a su hijo que está jugando junto a la carretera. Y algo mucho más bonito aún: el Señor pretende ensanchar nuestro gozo, añadiéndole el contento de su presencia sorprendente, que germina en pequeñas experiencias solidarias y humanizadotas, personales y colectivas. Se trata de una vigilancia expectante y gozosa, siempre liberadora, que irrumpe donde y cuando menos podemos prever.



Oración final:
· Dedica unos momentos a gozar de algo sublime para un obrero: “Dios ha tenido a bien hacerte partícipe de su Reino”.
· Pero también cuenta contigo para que animes esa esperanza entre tus compañeros y compañeras. ¿Cómo está de activa tu esperanza?
· ¿Tienes ojos para ver como el Dios del reino se hace presente en tu vida cotidiana?
· Termina dando gracias a Dios con esta oración:



Gracias, Señor, por la dicha de vivir en la esperanza vigilante
y por la constancia de experienciarla en el mundo obrero.
Gracias por el don de vivir la condición obrera y vecinal
políticamente, como forma superior de la caridad,
y atiéndeme en los momentos difíciles.

Tú que mantienes mi ánimo desde siempre,
No dejes que me encoja ante el individualismo desesperado reinante.
Dame ojos vigilantes, para que no me domine el cansancio,
y un corazón esperanzado, para mantenerme en la crisis.

Tu conoces los vicios de mi pequeño mundo:
Demoníacos intereses industriales,
ganancias elevadas, evasiones de impuestos,
junto a millones de “contratos basura”,
que degradan a la persona,
hacen difícil, ¡muy difícil!, la humana convivencia familiar,
degradan la convivencia social y deshumanizan el trabajo.

No permitas que entre, Señor, en su dinámica.
Mantén limpio y atento mi corazón hasta limites insospechados.
Gracias, Señor.

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