domingo, 20 de mayo de 2007

Para Orar desde la Vida

DOMINGO VII DE PASCUA

La Ascención del Señor:

Seguimos celebrando las fiestas de Cristo resucitado. Hoy tienes ante ti un evangelio que puede alimentar tu esperanza en medio de los sinsabores del momento. Jesús se va, pero deja una semilla de novedad sembrada en el reverso de la vida y de la historia. En lo más hondo de la debilidad humana, un grupo de amigos da continuidad a la radicalidad de Jesús. No somos sabios ni sabias, ni entre nosotros hay muchos poderosos y muchas poderosas, más bien somos gente sencilla, con entrañas de solidaridad, con muchas historias de justicia humana compartidas con gente pobre, como nosotros, con esperanza porque en Cristo, la vida apunta otro amanecer.

La Palabra de Dios:
“Dijo Jesús a sus discípulos: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto. Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios”.
Lc 24, 46,53

Momento de Oración

* Siéntete muy cerca de Jesús, que te promete la fuerza de lo alto. Haz la señal de la cruz sobre tu persona. Dirígete a Él con estas palabras de Rovirosa: “Tú, oh Cristo, eres para mí, muchísimo más importante que mi propio yo”.

* Él te ha elegido para ser su testimonio, viviendo como Él, hablando como Él y amando y sirviendo como Él, a tu gente, a tu familia, a tus vecinos, a tus compañeros de trabajo… No tengas miedo de tu debilidad. Jesús te elige y te envía ese Espíritu que te capacita para que siembres, tú también, la semilla del Evangelio… Dile a Jesús, con Rovirosa:
Ven Espíritu. Ya sabes que mi trabajo consiste en fundirme contigo, en identificar mi vida con la Vida… Me esfuerzo, con deseos sentidos entrañablemente de ser otro Cristo. Mi vocación de militante de la HOAC es preparar la venida de Jesús en el corazón de los obreros… Todo lo hago, Señor, para que vengas al alma de mis hermanos obreros.

Da gracias, bendice a manos llenas a los que te rodean. Bendice la tierra. Bendice tu barrio, bendice a tus compañeros y compañeras, bendice a tu familia…Bendice a Dios. Esta bendición es el regalo del Espíritu. Donde hay bendición, hay alegría y hay esperanza.

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