COMUNICADO DEL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA
Todo esto pone de manifiesto que todavía no hemos superado la división sexual del trabajo; y que al sistema de producción y consumo le viene bien mantener esa diferencia de género. La mujer se ve obligada a elegir entre su vida familiar y su vida laboral, y en el mejor de los casos a compaginar “ambas vidas”, pero aceptando la organización del trabajo que le impone el sistema y no la que en verdad la tenga en cuenta como persona, a su familia y su desarrollo. Así la mano de obra barata y flexible que son las mujeres renuncia a tener hijos, o lo retrasa; el cuidado a la familia y de las tareas domésticas, al no tener un valor productivo ni económico, son “invisibles”. Esta dinámica, típica de este sistema económico, convierte en mercancía a la trabajadora, pues la usa según la demanda del mercado.
La HOAC denuncia que esta situación está afectando gravemente al desarrollo de la mujer, como persona y como trabajadora, a su familia y a toda la sociedad. “El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral (...) El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito depende, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la dignidad y la vocación de la mujer” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 295).
Nosotros y nosotras como seguidoras de Jesucristo manifestamos que el hombre y la mujer son iguales en dignidad; reivindicamos la necesidad de redefinir la masculinidad y la feminidad desde otros parámetros distintos a los actuales, caminar hacia una ética de la diferencia y de la corresponsabilidad, hacia una cultura y educación que promueva otros valores; recuperar en el seno de la pareja el sentido de la maternidad y la paternidad; integrar familia y trabajo, reestructurando el tiempo de trabajo y el tiempo de vida; y compartir la responsabilidad en el ámbito doméstico.
En este día nos unimos, junto con la Iglesia, a todas aquellas personas y colectivos que trabajan en pro de la justicia para hacer posible una vida más digna para la mujer y el hombre, poniendo así las bases para una sociedad más justa, las de una gran familia: la de hijas e hijos de Dios.
8 de marzo de 2007
LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA HOAC
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