jueves, 8 de marzo de 2007

COMUNICADO DEL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA


La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) quiere, un año más, unirse a la celebración de este día teniendo presente a tantas mujeres que han luchado en la construcción de una nueva persona y una sociedad más justa, donde la diferencia entre hombre y mujer no genere injusticia ni discriminación. Para todas ellas un recuerdo agradecido y que su ejemplo incansable de lucha nos anime y estimule.

Este año, y después de cumplirse los 75 del sufragio femenino en España, constatamos los avances que se han ido dando en nuestra sociedad para ir superando la tradicional asignación de roles e identidades de género: ley para la igualdad efectiva de mujer y hombre, contra la violencia de género, para la conciliación de la vida familiar y laboral, atención a personas en situación de dependencia, etc. También vemos con optimismo que la tasa de empleo (54%) entre las mujeres va aumentando.

Pero nos preocupan las dificultades de la mujer para incorporarse al trabajo (el paro femenino dobla al masculino); y también que cuando lo hace su posición es menos ventajosa (el 17% de las mujeres está en la economía sumergida); en trabajos pocos cualificados (a igual nivel educativo y edad, la tasa de paro sensiblemente más alta); precarios (35,7% de temporalidad); mal retribuidos (la brecha salarial se sitúa en la actualidad en el 34,7%); con mayor riesgo para la salud (el consumo de antidepresivos y tranquilizantes es el doble en las mujeres que en los hombres). Sobre ella sigue recayendo el cuidado de la familia y las tareas domésticas (el 65% de los que se hacen cargo de personas dependientes son mujeres; y el 96% de los que abandonan una ocupación remunerada por motivos familiares o personales, también). Es donde ha aumentado más la inmigración (un 8% más que en los hombres, situándose en estos momentos en el 45%) y las que más sufren la pobreza (62%).

Todo esto pone de manifiesto que todavía no hemos superado la división sexual del trabajo; y que al sistema de producción y consumo le viene bien mantener esa diferencia de género. La mujer se ve obligada a elegir entre su vida familiar y su vida laboral, y en el mejor de los casos a compaginar “ambas vidas”, pero aceptando la organización del trabajo que le impone el sistema y no la que en verdad la tenga en cuenta como persona, a su familia y su desarrollo. Así la mano de obra barata y flexible que son las mujeres renuncia a tener hijos, o lo retrasa; el cuidado a la familia y de las tareas domésticas, al no tener un valor productivo ni económico, son “invisibles”. Esta dinámica, típica de este sistema económico, convierte en mercancía a la trabajadora, pues la usa según la demanda del mercado.

La HOAC denuncia que esta situación está afectando gravemente al desarrollo de la mujer, como persona y como trabajadora, a su familia y a toda la sociedad. “El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral (...) El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito depende, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la dignidad y la vocación de la mujer” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 295).

Nosotros y nosotras como seguidoras de Jesucristo manifestamos que el hombre y la mujer son iguales en dignidad; reivindicamos la necesidad de redefinir la masculinidad y la feminidad desde otros parámetros distintos a los actuales, caminar hacia una ética de la diferencia y de la corresponsabilidad, hacia una cultura y educación que promueva otros valores; recuperar en el seno de la pareja el sentido de la maternidad y la paternidad; integrar familia y trabajo, reestructurando el tiempo de trabajo y el tiempo de vida; y compartir la responsabilidad en el ámbito doméstico.

En este día nos unimos, junto con la Iglesia, a todas aquellas personas y colectivos que trabajan en pro de la justicia para hacer posible una vida más digna para la mujer y el hombre, poniendo así las bases para una sociedad más justa, las de una gran familia: la de hijas e hijos de Dios.


8 de marzo de 2007

LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA HOAC

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